Rusia anunció la detención de cuatro sospechosos de perpetrar una masacre en una sala de conciertos cerca de Moscú.
El grupo islamista Estado Islámico reivindicó la autoría del atentado, pero hay indicios de que Rusia está buscando un vínculo con Ucrania, pese a que las autoridades ucranianas negaron cualquier participación.
El gobernador regional de Moscú, Andrei Vorobyov, informó que se han recuperado 133 cadáveres de entre los escombros y que los médicos estaban “luchando por salvar la vida de 107 personas”.
En un discurso televisado, el presidente Vladmir Putin prometió localizar y castigar a los autores del ataque, quienquiera que sean, quienquiera que les guíe, también dio a conocer que han sido detenidas 11 personas, incluidos los cuatro hombres armados.
Detalló: “Intentaron esconderse y se dirigieron hacia Ucrania, donde, según datos preliminares, se les preparó una ventana desde el lado ucraniano para cruzar la frontera estatal”.
El servicio de seguridad ruso FSB dijo que los atacantes tenían contactos en Ucrania y fueron capturados cerca de la frontera.
Ni Putin ni el FSB presentaron en público ninguna prueba de su relación con Ucrania, país con el que Rusia está en guerra desde hace 25 meses. El mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo que es típico de Putin y “otros matones” tratar de desviar la culpa.
“Estados Unidos condena enérgicamente el atroz ataque terrorista en Moscú”, sostuvo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, en un comunicado, al añadir que “ISIS -otro acrónimo del EI- es un enemigo terrorista común que debe ser derrotado en todas partes.”