El cohete Starship, en el que la empresa SpaceX del magnate Elon Musk confía para conquistar Marte, alcanzó este martes la órbita terrestre pero luego explotó y cayó al Oceáno Índico tras perder combustible en su noveno vuelo de prueba.
El cohete, con una altura de 121 metros, estaba compuesto por dos partes: el propulsor Super Heavy, dotado con 33 motores Raptor y que por primera vez se reutilizaba tras una prueba anterior, y una nave espacial de segunda etapa, esta última a la que se llama Starship.

El despegue fue exitoso, pero luego se perdió contacto con la nave, la etapa superior del cohete sufrió fugas de combustible y perdió el control, lo que hizo que diera vueltas y se desintegrara.
“Como si el vuelo no fuera lo suficientemente excitante, el Starship ha experimentado un rápido desmontaje imprevisto”, indicó la empresa en la red social X, a lo que añadió que el éxito es fruto del aprendizaje y que la prueba ayudará a “mejorar la fiabilidad” del cohete.