En su día 13 de hospitalización en la clínica Gemelli de Roma por una neumonía bilateral, los resultados de un escáner torácico efectuado demuestran una “evolución normal” de su estado clínico, informó la Santa Sede.
“Las condiciones del Santo Padre en las últimas 24 horas han mostrado una nueva y leve mejoría. La leve insuficiencia renal detectada en ha pasado”, se lee en el boletín diario publicado por la Santa Sede.
El papa Francisco, de 88 años, fue hospitalizado el 14 de febrero por una bronquitis con infección polimicrobiana a la que se sumó la neumonía bilateral, un cuadro que se complicó con una crisis respiratoria asmática y una anemia que requirió transfusiones.
Sin embargo, los últimos partes emitidos por el Vaticano apuntan a una progresiva y ligera mejoría del pontífice argentino.
Fuentes vaticanas dijeron que la anemia que sufría “parece estar pasando” y las plaquetas en sangre han aumentado, dejando atrás el alarmante bajo nivel de días pasados.
El papa sigue recibiendo oxígeno en “altos flujos” y ya no ha sufrido crisis respiratorias asmáticas.
Además, ha desaparecido todo síntoma de la insuficiencia renal que le habían detectado, aunque siempre fue considerada “leve”, “bajo control” y “no preocupante”.
Su pronóstico sigue siendo “reservado”, es decir, que sus médicos prefieren no desvelar o pronosticar su evolución, pero por primera vez desde el 22 de febrero en el parte no se escribe que su estado es “crítico”.
La última noche, la décimo tercera en el hospital, ha sido tranquila y desayunó con normalidad sentado a un sillón, puede comer sólido y se puede mover, pero seguirá recibiendo oxígeno.
Mientras, sigue desempeñando algunas tareas laborales desde el apartamento pontificio en la planta décima del Gemelli, asistido por sus más estrechos colaboradores. A las puertas del ambulatorio siguen llegando fieles a dejar flores y velas para desear su pronta recuperación.
