Los habitantes de Grindavik, en Islandia, pudieron volver unos minutos a sus casas para recuperar sus pertenencias y constatar los daños provocados por la intensa actividad sísmica que podría ser preludio de una erupción volcánica.
El movimiento de magma bajo la corteza terrestre provocó grietas en carreteras y edificios de esta ciudad de 4 mil habitantes, situada a 40 km al suroeste de Reikiavik.
El gobierno declaró el estado de emergencia y ordenó la evacuación obligatoria de Grindavik el sábado por la mañana y se habilitaron refugios de emergencia y centros de ayuda en varias localidades vecinas.
El responsable de protección civil y de gestión de situaciones de emergencia en Islandia, Vidir Reynisson, dijo que una fisura medía unos 15 kilómetros y de done emana vapor podría producir una erupción “en cualquier lugar”.