Las autoridades surcoreanas lograron consumar la detención de Yoon Suk-yeol, tras su prolongado intento de acceder a su casa y después de que el mandatario aceptó comparecer ante la oficina anticorrupción que lo investiga por el delito de insurrección ligado a su declaración de la ley marcial en diciembre pasado.
Yoon fue visto entrando en la sede de la Oficina para los Casos de Corrupción de Altos Funcionarios para ser interrogado, mientras se retransmitía un mensaje grabado en video previamente desde su residencia en Yongsan, en el centro de Seúl, en el que declaró que había decidido comparecer ante las autoridades pese a su “investigación ilegal” para evitar un potencial “derramamiento de sangre”.
El mandatario dijo que considera que las diligencias abiertas en su contra son “ilegales e inválidas” y añadió: “El estado de derecho se ha derrumbado por completo en este país”, a la par que deseó que ningún ciudadano surcoreano “tenga que soportar jamás tales injusticias al tratar con casos penales en el futuro”.
Es la primera vez que un presidente surcoreano es arrestado estando en el cargo, aunque Yoon fue despojado de sus funciones en una moción aprobada por el Parlamento el pasado 14 de diciembre.
La policía desplegó tres mil efectivos para el operativo, mientras que unos 6 mil 500 partidarios de Yoon se congregaron en torno a su casa.
Yoon permanecía escondido en su residencia desde que la Asamblea Nacional lo destituyó.