El papa Francisco salió este domingo del Policlínico Gemelli de Roma, donde estuvo 38 días internado por una grave infección respiratoria.
Tras ser dado de alta reapareció en público desde una ventana en el quinto piso del hospital, visiblemente cansado, agradeció el apoyo de la multitud que esperaba para verlo.
Francisco dejó el hospital en dirección a su residencia en el Vaticano, pero, por sorpresa, cambió de rumbo cuando estaba llegando.
En un movimiento inesperado, la comitiva se desvió de su camino para desplazarse primero a la Iglesia de Santa María La Mayor, que custodia el icono ‘Salus Populi Romani’, del que Francisco es muy devoto y que visita siempre después de sus viajes.
Durante su recorrido por las calles del centro de Roma, numerosas personas se detuvieron en las aceras para aplaudirle, mientras Francisco, que llevaba las cánulas nasales para recibir oxígeno, saludaba desde el interior del vehículo y agradecía las muestras de cariño.
En la basílica romana, en la que Francisco quiere ser sepultado, el pontífice dejó un ramo de flores en señal de agradecimiento a la Virgen tras su larga hospitalización y después se dirigió a su residencia en la Casa de Santa Marta del Vaticano.
El papa deberá permanecer dos meses en convalecencia con un tratamiento farmacológico parcial, porque, si bien ha superado la neumonía bilateral, sigue con una infección de las vías respiratorias.
El Vaticano aún no ha comunicado si el papa Francisco podrá participar o no en los ritos de la próxima Semana Santa.
Debido a sus dificultades para hablar, el texto del Ángelus se volvió a difundir por escrito y en él Francisco se mostró “entristecido por la reanudación de los intensos bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, con muchos muertos y heridos”, y pidió “el cese inmediato de las armas” y que se alcance “un alto el fuego definitivo”.
