Bernardo Arévalo de León juró en los primeros minutos de este lunes como presidente de Guatemala, en una jornada marcada por protestas ciudadanas ante el retraso del cambio de mando y que pone fin a varios meses de tensiones y acciones de la Fiscalía para retirarle la inmunidad en lo que muchos vieron un intento de evitar que asumiera el poder.
El nuevo mandatario, que ganó las elecciones en agosto pasado con un respaldo popular de más del 60 por ciento, tomó posesión del cargo con un significativo retraso por la dilación del Congreso saliente con las nuevas autoridades, como nunca había ocurrido hasta ahora en el país. Esto por la confrontación entre la Cámara saliente y los nuevos diputados por la designación de una mayoría de oficialistas y de aliados.
Su antecesor, Alejandro Giammattei, no estuvo presente en la ceremonia, y tampoco asistió al Congreso, sino que envió los símbolos presidenciales: banda, bastón y collar presidencial y pidió se diera por concluida su presidencia, poco antes de la medianoche
Seguidores de Arévalo se apostaron desde media tarde frente al Legislativo y tuvieron momentos de confrontación con la policía en protesta para que se concretara la toma de posesión.