La noche del 26 de septiembre de 2014 los normalistas partieron hacia Chilpancingo para desde ahí dirigirse a la Ciudad de México para la conmemoración de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968, pero en Iguala, se registraron hechos violentos donde participaron policías municipales, estatales, militares y los autobuses donde iban normalistas.
Desde esa noche y la madrugada del día siguiente se desconoce con precisión el paradero de los jóvenes y es que desde hace 9 años hay diferentes versiones de lo que ocurrió, pero ninguna ha sido concluyente.
En 2022, el subsecretario de Derechos Humanos y encargado del caso, Alejandro Encinas, presentó el informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa, concluyó que en la muerte y desaparición de los estudiantes hubo una colusión entre autoridades federales, estatales y municipales con el grupo delictivo Guerreros Unidos.
Para los padres y familiares de lo normalistas no hay nada claro y siempre se les promete llegar al fondeo del caso y que no habrá impunidad, cosa que no ha ocurrido. A su parecer la ‘nueva narrativa’ de la actual administración es cada vez más cercana a la llamada ‘verdad histórica’, que en su momento presentó el entonces procurador Jesús Murillo Karam, quien hoy está preso.
Pese a las manifestaciones, movilizaciones, plantones, actos de vandalismo, tomas de carreteras y demás acciones, la verdad brilla por su ausencia y solo quienes se llevaron a los normalistas saben que fue de ellos.
¿Algún día conoceremos lo que realmente ocurrió y quienes desaparecieron a los normalistas de Ayotzinapa?