El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, evitó nuevamente emitir una postura clara al respecto de la crisis institucional en Nicaragua, aunque anunció que el gobierno mexicano está dispuesto a dar asilo -e incluso al nacionalidad- a todos los opositores que han sido expulsados de su país por el gobierno del presidente Daniel Ortega.
En su conferencia matutina, el presidente López Obrador dio lectura a una carta que envió hace algunas horas a su par nicaragüense.
Hace dos semanas, el régimen de Nicaragua expulsó a más de 200 presos políticos, a quienes les retiró la nacionalidad, junto a otro centenar de exiliados. Entre los que destacan la ex guerrillera Dora María Téllez, el escritor Sergio Ramírez y el obispo Silvio Báez.
En la carta, el presidente mexicano deja claro que su planteamiento responde únicamente a cuestiones humanitarias y no políticas.
“No nos mueve otro interés más que la hermandad con el pueblo de Nicaragua, nuestra historia común y el compromiso de México de siempre abrir las puertas a quienes lo consideran indispensable para su seguridad y protección, más allá de ideologías o posturas políticas. También le expreso que en ningún momento nos prestaríamos a ser usados en campaña contra Nicaragua y su gobierno, alentada por intereses ajenos a los de nuestros pueblos”.
López Obrador explicó que el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, le comunicó que son varios los nicaragüenses expulsados que han manifestado su intención de residir en México.