El gallo crítico
La complejidad de la regulación del modelo de comunicación en internet se ha
convertido en el espejo de los mejores y peores aspectos de la humanidad, en el
crisol de las más variadas y contrapuestas voluntades, y en un espacio en el que se
despliega toda suerte de consecuencias inesperadas de las decisiones.
Pasadas las primeras décadas en que construimos y percibimos sus extraordinarios
beneficios para la humanidad, cursamos una época en que también se muestran de
manera creciente efectos poco deseables y una reacción contra éstos que en
ocasiones domina sobre la de los beneficios que continúan creciendo.
La evolución de la demanda también ha modificado la arquitectura operacional de
internet, en un tránsito de modelos tipo cliente – servidor que hoy nos parece
inocentes, a servicios distribuidos en todo el planeta, integrados con la ubicación y
provisión de telecomunicaciones y por otra parte, la evolución de las empresas de
telecomunicaciones en la que las antiguas centrales telefónicas se han convertido
en centros de datos de cada vez de mayor complejidad y en recursos críticos para
la vida de las sociedades.
La moderación de contenidos empieza, para algunos autores, en la recomendación,
pero generalmente se refiere a la selección de contenidos ya publicados que deben
ser eliminados, o bien al menos no deben ser difundidos ante algunos usuarios.
Para determinar qué es aceptable como contenido difundido en las redes, cada
plataforma establece un conjunto de reglas y de procedimientos para modificarlas y
aplicarlas, en algunos casos las reglas son prácticamente un “todo es válido”, en
otros, las reglas son explícitas en cuanto a determinados contenidos – palabras,
imágenes y pueden ser fijadas por el intermediario o bien ser desarrolladas, total o
parcialmente, por la comunidad de usuarios, sin nunca olvidar que pueden existir
leyes nacionales aplicables.
En ningún otro medio como en internet, la libertad de expresión y el libre flujo de las
ideas es facilitado por la innovación tecnológica, y por ello, frecuentemente la
moderación es una práctica impulsada por los acuerdos multilaterales de comercio,
como es el caso del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Las organizaciones no gubernamentales intervienen en la moderación de
contenidos a través de la promoción, monitoreo y movilización de usuarios para
impulsar normas técnicas o de conducta, y promueven el conocimiento de los
derechos de los usuarios en las redes, a la misma vez estas promueven la exigencia
para que las corporaciones y empresas difundan el número de publicaciones
eliminadas y cuentas suspendidas derivadas de sus políticas o lineamientos,
notificar a los usuarios cuando su contenido o sus cuentas son suspendidas y
permitirles la oportunidad de apelar las decisiones.
Como humanidad y hacia una mejor internet, deberá ubicarse el alcance de las
intervenciones de los actores, es una técnica para anticipar impactos no deseados
en derechos humanos, en los principios y la infraestructura de internet y finalmente
también se puede observar la complejidad del entorno.
Las características esenciales de internet son: 1) Una infraestructura accesible con
un protocolo común; 2) Una arquitectura abierta de componentes básicos
interoperables y reutilizables; 3) Gestión descentralizada y un único sistema de
enrutamiento distribuido; 4) Identificadores globales comunes y 5) Una red de uso
general y neutralidad tecnológica.
Los valores globales de libertad de expresión en internet y las iniciativas de los
múltiples actores moderadores de contenidos en cualquiera de sus formas y niveles
se alinean a los valores cuando: A) Protegen las dos dimensiones de la libertad de
expresión; la libertad individual y la libertad de la sociedad de expresarse y recibir
información, así como su función indispensable para la democracia; B) Introducen
alguno de los límites admitidos a la libertad de expresión: regulados generalmente
por el Estado por medio de una ley o interpretación judicial; C) Por un test para
limitar la libertad de expresión: que consiste en: 1) que la limitación a la libertad de
expresión sea definida en forma precisa y clara a través de una ley formal y material
orientada al logro de objetivos del derecho internacional de derechos humanos, 2)
que la limitación sea necesaria e idónea en una sociedad democrática y 3) que sea
estrictamente proporcional a la finalidad perseguida entre muchos otros.
La tecnología y muchos otros aspectos corren de manera rápida y sin darnos cuenta
y si le sumamos que las próximas generaciones son por mucho más inteligentes,
ágiles y manejan brutalmente todas las redes sociales, además de contar con un
mayor número de herramientas en el mundo del internet. ¿Dónde nos dejarán?
¿Dónde nos quedaremos?
Pues lo único que podemos hacer es leer y aprender un poco como adultos para
poder ubicarnos.
Hasta aquí, el Gallo crítico y en esta ocasión cibernético.