Octavio Romero, director de Petróleos Mexicanos, rechazó que las manchas iridiscentes denunciadas en el Golfo de México sean por la fuga de petróleo en un ducto del campo Ek-Balam.
Explicó que se trata de emanaciones naturales de hidrocarburos conocidas como chapopoteras que se registran en tierra o bajo el mar.
Dijo que la fractura más grande está precisamente cerca de Cantarell e insistió en que la fisura de 7 centímetros en un ducto solo permitió el derrame de mil 368 barriles, que se extendieron en un área de 8 kilómetros cuadrados y no en 467 kilómetros como se llegó a mencionar.
Mientras tanto, en las costas de la comunidad pesquera de Lerma, ubicadas al sur de Campeche, se detectó el recalé de grumos de chapopote. Especialistas advierten de afectaciones a especies de flora y fauna en al menos dos kilómetros.
En las costas de Tamaulipas, Veracruz y Tabasco también hay registros de presencia de chapopote.