La lava empezó a brotar de una fisura el miércoles por la noche en la península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia. Era su séptima erupción desde diciembre.
La oficina meteorológica de Islandia, que monitorea la actividad sísmica, indicó que la erupción del miércoles ocurrió a las 11:14 de la noche, y creó una fisura de aproximadamente 3 kilómetros de largo, aunque estimó que el fenómeno era considerablemente menor que el anterior, registrado en agosto.
Aunque la erupción no representa una amenaza para la aviación, las autoridades advirtieron sobre la presencia de gases en partes de la península, incluyendo el pueblo cercano de Grindavík.
Las repetidas erupciones volcánicas cerca de Grindavík, un pueblo de 3 mil 800 habitantes situado unos 50 kilómetros al suroeste de la capital, Reikiavik, han dañado infraestructuras y propiedades y obligado a muchos residentes a trasladarse para garantizar su seguridad.
Las autoridades señalaron que la nueva erupción no representa una amenaza para la localidad.