Bombardeos israelíes contra cientos de posiciones de Hezbolá mataron a 500 personas, incluidos 35 niños y decenas de mujeres, pese a los múltiples llamados internacionales a la moderación para evitar un conflicto similar a la guerra en Gaza.
Esta fue la jornada más mortífera de violencia transfronteriza en Líbano desde que Hezbolá, poderoso actor político y militar del país, abriera un frente con Israel hace casi un año en apoyo de su aliado palestino Hamás.
Se estima que hay al menos 2 mil personas heridas, informó el Ministerio de Salud libanés.
El ejército israelí indicó que había “golpeado más de mil 600 objetivos” de Hezbolá en la jornada que mataron a un “gran número” de combatientes, sin precisar una cifra.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, recomendó a los libaneses “alejarse de las zonas peligrosas” mientras el ejército termina su “operación” en el sur del país y en el valle de Becá, en el este.
Su homólogo libanés, Najib Mikati, denunció un “plan de destrucción” contra su país, y llamó a la ONU y a los “países influyentes” a “disuadir” al gobierno israelí de esta “agresión”.